En el último mes hemos recepcionado distintos agravios por diferentes medios de comunicación. También intentos de «disciplinarnos» o maniobras para desestabilizarnos y desprestigiar nuestra labor.

Comenzamos a trabajar por el fin de la Peregrinación Con animales hace al menos una década de manera personal y luego constituidos como persona jurídica. Llevamos adelante acciones asistencialistas, parlamentarias, a nivel eclesiástico y en los medios de comunicación. Así como muchas otras agrupaciones y proteccionistas independientes implementaron gestiones en sintonía.

Fueron muchos años levantando cadáveres de caballos a la vera del camino. Ponerle el alma para salvarlos, poniendo sueros y medicinas a cargo nuestro y ad honorem por verdadero amor hacia ellos.

Ningún carrero con prendas gauchas vimos acercarse a los puestos a colaborar en la causa y preocuparse por los caballos que defendíamos y controlábamos con extremo cuidado para evitar que se desplomen por estar exhaustos luego de traccionar tantos kilómetros con enorme peso y familias enteras encima. Tampoco los vimos en la misa con sincera devoción a la Virgen María. Si los vimos en las parrillas, en los campings emborrachándose y peleándose con dagas y facas… hasta hubo muertos… Se acuerdan?

Si los vimos hacer cinchadas de caballos y cuadreras clandestinas en las calles de Luján, también vimos la basura que dejaban y los perros abandonados que vilmente se los hacía desaparecer luego sin noticia de sus paraderos.
Fuimos nosotros a hablar con Monseñor Radrizzani para pedirle que no peregrinen con caballos. Pidió en las homilías que no lo hicieran, que había muerte y maltrato. La Encíclica Laudato SI se imponía sobre la tradición.
También fuimos nosotros quienes se subieron al palco y les pedimos personalmente que los cuiden, los hidraten, que los dejaran fuera de la promesa que hubieran hecho.

¡No escucharon, no supieron cuidar!, a cambio aplaudían al ex Intendente quien vestido de tradicionalista celebraba brindando unas palabras a los peregrinos… Solo nosotros percibíamos que en el camino habían quedado varios caballos muertos.

Es hora de hacerse cargo de la irresponsabilidad que nadie asumió oportunamente.

¡La Virgen está enojada señores! la tradición campera se asume sin maltrato y sin crueldad. Al caballo se lo cuida y se lo respeta, hay que honrarlo porque libró batallas junto a nuestros Gauchos y ayudó a la libertad de la patria.  Queremos verlos honrando a María (si el interés era genuino) y así nos habremos librado para siempre de sangre derramada cruel e injustamente de tantos mártires equinos que terminaron devorados por los leones del zoo de Luján. El verdadero gaucho lo entiende y sabe de lo que hablamos porque lo sufre como nosotros.

Las tradiciones se revisan, se cuestionan y si es necesario se actualizan. Los paradigmas van cambiando y los animales no humanos van obteniendo diferentes consideraciones morales las cuales ya no podemos ignorar.
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